Maradona pasó una noche especial, casi sin dormir, según contaron sus allegados, porque siguió analizando a Venezuela, dándole vueltas a su equipo, buscando no dejar ningún detallado librado al azar.
Es que Maradona se tomó muy en serio, más de los que muchos pensaban, el hecho de ser el entrenador del seleccionado argentino de fútbol.
Es que Diego le quiere demostrar a los argentinos y al mundo que está en su mejor momento y que no le pese tamaña responsabilidad.
Y desde que comenzó a trabajar con el equipo está atento a todo, llama a los jugadores, cuando puede los va a ver en vivo y en directo y observa todos los partidos donde hay jugadores argentinos.
Dicen que no es obsesivo, pero se esfuerza por serlo, por ver todo, por no perderse de nada.
Por eso, hasta último momento siguió viendo a Venezuela, buscando por donde vulnerarlo y por donde ganarle el partido.
Una vez que sus dirigidos comenzaron a salir de sus cuartos en el complejo de Ezeiza, ya Maradona estaba más tranquilo, buscando transmitirle a los jugadores su serenidad.
Con palabras de aliento saludó uno a uno a sus jugadores hasta el momento de la charla técnica, donde nuevamente apeló a la importancia de sentir la camiseta celeste y blanca.
Con la partida hacia el predio de Ezeiza, donde mucha gente en la puerta ovacionó al plantel, llegó el primer problema, porque se rompió el micro y hubo que pasar a otro.
Pero no cambió el humor de Diego, quien siguió alentando a sus dirigidos hasta llegar al estadio Monumental.
Ya en la cancha de River comenzaron desde temprano las primeras muestras de cariño para el mejor jugador de fútbol de todos los tiempos.
“Maradona y once más”, fue la primera bandera que se colgó en la cancha de River, de fondo blanco, escrita con letra negra y firmada por “Los Maradonianos”.
También estuvo presente la familia de Maradona y una bandera de su hija, Gianinna dedicada a Sergio Agüero: “Papá yo te aliento de la ‘Kuna’, Benja” y al lado otra que decía “DT te bancamos más que nunca” y lo firmaban sus hijas y su nieto.
La familia Maradona dijo presente, con sus hijas, su ex mujer, su primer nieto, Benjamín, y cientos de amigos.
Cuando el equipo salió a la cancha a realizar el calentamiento previo apareció la primera ovación de la gente, porque la cancha cantó que “de la mano de Maradona, todos la vuelta vamos a dar”.
Con el comienzo del partido comenzó lo mejor de Maradona en el banco de suplentes, dando indicaciones constantes.
En los primeros minutos sufrió, gritó, hasta que Lionel Messi abrió el camino de la victoria.
En los goles se abrazó siempre primero con Alejandro Mancuso y después lanzó su puño izquierdo al aire, como en su época de jugador.
Los gritos de la gente en contra de Juan Román Riquelme, a quienes los hinchas le dedicaron la goleada, fueron un aire fresco para Diego, quien después del tanto de Agüero comenzó a ver el partido más distendido, con sonrisas, sabiendo que la misión estaba cumplida.
Con el partido liquidado y ante la actitud de la gente de silbar a Juan Sebastián Verón, Maradona logró, con sus gestos, que toda la cancha ovacionara a la “Bruja”, como si fuera un director de orquesta.
Es que Maradona se tomó muy en serio, más de los que muchos pensaban, el hecho de ser el entrenador del seleccionado argentino de fútbol.
Es que Diego le quiere demostrar a los argentinos y al mundo que está en su mejor momento y que no le pese tamaña responsabilidad.
Y desde que comenzó a trabajar con el equipo está atento a todo, llama a los jugadores, cuando puede los va a ver en vivo y en directo y observa todos los partidos donde hay jugadores argentinos.
Dicen que no es obsesivo, pero se esfuerza por serlo, por ver todo, por no perderse de nada.
Por eso, hasta último momento siguió viendo a Venezuela, buscando por donde vulnerarlo y por donde ganarle el partido.
Una vez que sus dirigidos comenzaron a salir de sus cuartos en el complejo de Ezeiza, ya Maradona estaba más tranquilo, buscando transmitirle a los jugadores su serenidad.
Con palabras de aliento saludó uno a uno a sus jugadores hasta el momento de la charla técnica, donde nuevamente apeló a la importancia de sentir la camiseta celeste y blanca.
Con la partida hacia el predio de Ezeiza, donde mucha gente en la puerta ovacionó al plantel, llegó el primer problema, porque se rompió el micro y hubo que pasar a otro.
Pero no cambió el humor de Diego, quien siguió alentando a sus dirigidos hasta llegar al estadio Monumental.
Ya en la cancha de River comenzaron desde temprano las primeras muestras de cariño para el mejor jugador de fútbol de todos los tiempos.
“Maradona y once más”, fue la primera bandera que se colgó en la cancha de River, de fondo blanco, escrita con letra negra y firmada por “Los Maradonianos”.
También estuvo presente la familia de Maradona y una bandera de su hija, Gianinna dedicada a Sergio Agüero: “Papá yo te aliento de la ‘Kuna’, Benja” y al lado otra que decía “DT te bancamos más que nunca” y lo firmaban sus hijas y su nieto.
La familia Maradona dijo presente, con sus hijas, su ex mujer, su primer nieto, Benjamín, y cientos de amigos.
Cuando el equipo salió a la cancha a realizar el calentamiento previo apareció la primera ovación de la gente, porque la cancha cantó que “de la mano de Maradona, todos la vuelta vamos a dar”.
Con el comienzo del partido comenzó lo mejor de Maradona en el banco de suplentes, dando indicaciones constantes.
En los primeros minutos sufrió, gritó, hasta que Lionel Messi abrió el camino de la victoria.
En los goles se abrazó siempre primero con Alejandro Mancuso y después lanzó su puño izquierdo al aire, como en su época de jugador.
Los gritos de la gente en contra de Juan Román Riquelme, a quienes los hinchas le dedicaron la goleada, fueron un aire fresco para Diego, quien después del tanto de Agüero comenzó a ver el partido más distendido, con sonrisas, sabiendo que la misión estaba cumplida.
Con el partido liquidado y ante la actitud de la gente de silbar a Juan Sebastián Verón, Maradona logró, con sus gestos, que toda la cancha ovacionara a la “Bruja”, como si fuera un director de orquesta.
Fuente: www.diegomaradona.com
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